sábado, 17 de octubre de 2009

"El increíble hombre menguante" Vol.1



Si alguna vez habéis cogido un animal pequeño, como un gato o sobre todo, un pájaro, os podéis haber dado cuenta que su pulso o frecuencia cardiaca es bastante más elevado que el humano; se podría pensar que es debido a la situación de estrés a la que se está enfrentando el pobre animal si no está cómodo en los brazos de alguien extraño, y seguramente este hecho influye en esta situación, pero la verdadera razón es que la frecuencia cardiaca de los animales aumenta a medida que disminuye el tamaño y viceversa. Así, por ejemplo, un elefante tiene una frecuencia cardiaca de 25 pulsaciones por minuto y un ratón unas 600.

Esto se puede explicar con la Ley de la Escala. En mi anterior entrada hablé sobre la tasa metabólica, la cual es proporcional a la masa elevada a tres cuartos. Partiendo de esta idea, en el "Kane" de Física que ya cité en mi primera entrada en el blog se relaciona la masa con la frecuencia cardiaca; aparece en la página 200, que no está disponible en Google Books, por lo que la explicaré detenidamente:

La demanda de oxígeno de un organismo es proporcional a la masa elevada a tres cuartos. Esta demanda es proporcional a la sangre que bombea un corazón, que a su vez es proporcional a su volumen(V) y a la frecuencia cardiaca(f):



(Utilizo la alfa como símbolo de proporcionalidad, si alguien sabe como poner el símbolo correspondiente con LaTex se lo agradecería mucho)

Como el volumen es proporcional a la masa:



Dividiendo a ambos lados entre m, obtenemos:



Ahora transformo esto en ecuación con una constante a de proporcionalidad, que no debería cambiar si no nos salimos de la especie en estudio, la humana:



Tomando esto como cierto he calculado el cambio de frecuencia cardiaca entre el hombre normal y el menguado en la fase en la que lucha contra la tarántula, que establecimos que pesaba 14g o 0,014kg. Para ese peso el valor de la frecuencia es 2,9a, y para el peso normal (90kg) es 0,32a; dividiendo el primero entre el segundo obtenemos el valor de 9, es decir que la frecuencia cardiaca debería aumentarle nueve veces. Si el valor normal en reposo es de 60-70 pulsaciones por minuto, el hombre menguante tendría más o menos 600, ¡¡¡eso sin contar la acción de la adrenalina cuando aparecía la tarántula!!!

Y ya que estamos, calculé lo mismo para la mujer de 50 pies: con su peso normal de 65kg el valor es de 0,35a y con las 43 toneladas de peso en su versión grande es 0,07a; luego el factor es 1/5, resultando unas 15 pulsaciones por minuto para la enorme mujer.

Concluyendo, el efecto de una frecuencia cardiaca baja sobre la salud no es negativo, todo lo contrario, pero si la frecuencia cardiaca es más elevada de lo normal aumentan los problemas cardiacos. Con lo cual, a la mujer de 50 pies le espera una larga vida viendo "disfrutar" a su marido de sus nuevos amigos, sin embargo, el increíble hombre taquicárdico, perdón, menguante, debería visitar al cardiólogo nada más salir del sótano.

2 comentarios:

  1. Te recuedo que el número de latidos de un corazón a lo largo de la vida es prácticamente constante, lo cual hace que los animales pequeños (con una enorme frecuencia cardíaca) vivan mucho menos que los grandes (con frecuencia cardíaca mucho menor). Pasa algo similar a la presión ejercida por las patas de un animal, que se mantiene constante. Recuerda el cálculo que habíamos hecho en clase para las patas de Godzilla.

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  2. Los vasos sanguíneos del pobre hombre menguante serán considerablemente más finos, así que si se tiene que enfrentar a un aumento de la frecuencia cardiaca... pobrecín, el que se pensaba que iba a ser el hombre del futuro...

    Gran trabajo cesarfs

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